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Vie, Jun

Economía

Empresas alimenticias enviaron nuevas listas de precios con subas de hasta el 9 %, el doble de la inflación. Mientras tanto, el gigante Molinos registro pérdidas por $5.460 millones en el trimestre, desnudando el fracaso del intento oficial por controlar los precios.

A menos de un mes del pedido explícito del ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, para que las empresas alimenticias no ajusten sus precios, las listas volvieron con fuerza. Las firmas más importantes del rubro —desde Molinos hasta AGD y Bunge— enviaron esta semana subas que en algunos productos duplican la inflación, mientras el consumo se derrumba y el relato libertario se topa con sus propias contradicciones.

En la industria alimentaria no hay dudas: “No se puede sostener más el precio congelado con estos costos”, afirmó un referente mayorista. Según datos del sector retail, farináceos y aceites encabezan los aumentos. Molino Cañuelas marcó 7 % en harinas y 9 % en aceite de oliva. AGD subió 6 % en su lista, mientras que Bunge y Molinos Río de la Plata aplicaron ajustes del 4,5 % en aceite de girasol.

En paralelo, Molinos informó un balance negativo de $5.460 millones en el primer trimestre. La compañía explicó que sus costos crecieron 24 %, pero sus precios sólo 8,4 %, muy por debajo de la inflación del período (55,9 %). “Los precios aumentaron por debajo de los costos”, señaló el informe.

El dato no es menor: Caputo había mencionado días atrás que algunos grupos empresarios, como Molinos, “daban el ejemplo” al no remarcar. Sin embargo, la situación fiscal interna y la presión de costos empujaron a la firma a una crisis de rentabilidad. “Hubo un incremento del 6,1 % en volumen vendido, pero no alcanza cuando los precios reales se desploman”, indicaron desde la compañía.

Las remarcaciones llegan incluso cuando el dólar oficial sigue planchado y el Gobierno se jacta de haber frenado la devaluación. Sin embargo, en las góndolas, los precios suben por capas. En marzo, la harina ya había subido entre 12 y 15 %, lo que significa que los aumentos acumulados superan el 20 % en apenas dos meses.

La paradoja se acentúa: el Gobierno libertario, que denostó durante años los controles de precios, hoy suplica por acuerdos voluntarios que no logra sostener. Y la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal) muestra su resistencia más férrea en los sectores molinero y aceitero.

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