En los primeros días de febrero, el precio de la carne vacuna registró un incremento del 20%, según datos de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (Camya). Este aumento se suma a las subas observadas en diciembre y enero. Estos fuertes aumentos claramente contradicen a los indices de inflación informadas por el gobierno nacional.
Los frigoríficos atribuyen este incremento a factores estacionales y climáticos, argumentos que resultan pocos serios teniendo en cuenta que Argentina es un país en el que jamas se argumento tal cosa.
La explicación de CAMYA es que este fenomeno responde a las intensas lluvias de fines de enero y principios de febrero afectaron la llegada de animales al mercado, reduciendo la oferta y presionando al alza los precios. Además, movimientos turísticos y cambios de quincena influyeron en la demanda, contribuyendo a las subas.
La caída del consumo de carne en los hogares argentinos ya alcanzó en 2024 su nivel más bajo en 22 años, con un promedio de 47,7 kilos por habitante al año, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). Esta caída en el consumo se debe principalmente a la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores y al encarecimiento de la carne.
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