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Vie, Mar

Economía

El gobierno libertario busca consolidar la desinflación lograda durante el primer año de gestión, el ministro de Economía, Luis Caputo, mantuvo reuniones con representantes del Grupo de los Seis, pymes y empresas tecnológicas de renombre, con el objetivo de alinear las negociaciones paritarias a incrementos salariales por debajo de la inflación proyectada.

Se pudo saber que Caputo enfatizó: "Está prohibido cualquier aumento superior al 2 por ciento", sugiriendo un esquema de subas del 1,8% en enero, 1,5% en febrero y 1% en marzo. Hecho que se podría confirmar por la reciente propuesta a los docentes Santacruceños.

Esta estrategia busca utilizar los salarios como ancla antiinflacionaria, complementando las políticas de ajuste fiscal y control del tipo de cambio implementadas por el gobierno de Javier Milei. Sin embargo, la propuesta ya genera inquietud entre sectores sindicales y analistas económicos, quienes advierten sobre la posible erosión del poder adquisitivo de los trabajadores y el riesgo de una contracción en el consumo interno.

El secretario de Trabajo, Julio Cordero, y la subsecretaria Claudia Testa, designados para coordinar con las empresas la implementación de esta pauta salarial. Cordero, con una trayectoria en el sector privado, y Testa, reconocida por su labor en negociaciones laborales en la Ciudad de Buenos Aires, buscan garantizar que las discusiones salariales se ajusten a los lineamientos propuestos por el Ejecutivo.

No obstante, datos recientes indican que la inflación podría superar las expectativas oficiales. El Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires registró un aumento del 3,1% en enero, poniendo en duda la viabilidad de las metas inflacionarias del gobierno. Además, informes de la Secretaría de Trabajo señalan que, entre diciembre de 2023 y octubre de 2024, los salarios formales crecieron por debajo de la inflación en forma constante.

Empresarios como Gonzalo Tanoira, líder de Citrícola San Miguel, expresaron su apoyo a la iniciativa libertaria, argumentando que "si se bajan los sueldos, eso a su vez tiene un efecto colateral que es que bajan los precios". Sin embargo, esta perspectiva fue duramente cuestionada por economistas que señalan la complejidad de la relación entre salarios e inflación y advierten sobre los posibles efectos negativos en la demanda agregada.

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