El Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) confirmó el derrumbe del sector en 2024, con una brutal caída del 27,4% interanual, impulsada por la suspensión de la obra pública bajo la gestión de Javier Milei y la profundización de la recesión tras la devaluación del peso en diciembre de 2023.
Si bien en diciembre el sector marcó su segunda suba mensual consecutiva, esto no revierte el saldo negativo de un año catastrófico para la construcción, que terminó con el costo de los materiales en dólares en su nivel más alto desde el año 2008.
El nivel de empleo en la construcción también se desplomó un 13% en noviembre interanual, y el acumulado de los primeros 11 meses del año marcó una caída del 17,2%.
La paralización de la obra pública fue el principal factor de esta crisis, afectando especialmente a los trabajadores registrados, aunque el impacto en cuentapropistas y empleados no registrados es incluso aún mayor.
Con la Nación sin intención de reactivar proyectos, algunas provincias intentan paliar la crisis con iniciativas propias:
Mendoza: construcción de 144 viviendas.
Salta: licitación para la autopista del Valle de Lerma.
Santa Fe: firma de acta para el tercer carril de la Autopista RosarioSanta Fe.
Sin embargo, el gasto del Gobierno nacional en obra pública cayó un 76,5% en términos reales en 2024, afectando la demanda de insumos: los despachos de cemento a granel cayeron un 30,9% y el consumo de cemento en bolsa, vinculado a la obra privada, bajó un 18,4%.
El Índice del Costo de la Construcción (ICC) cerró diciembre con una suba del 8,5%, lo que representa una aceleración de 7,6 puntos frente a noviembre.
El impacto más fuerte se dio en mano de obra (+17,6%), mientras que el costo de los materiales alcanzó su nivel más alto desde 2008 debido a la apreciación del dólar y la inestabilidad económica.
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