Pese a que el gobierno de Milei sostiene que existe una recuperación económica, el sector de kioscos en Argentina atraviesa uno de sus momentos más críticos: desde comienzos de 2024, al menos 10.000 kioscos ya cerraron sus puertas en todo el país.
Así lo informó Néstor Acuña, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), quien atribuyó la situación a un combo de factores que incluye el impacto de tarifas, la inflación y una marcada caída en el consumo. "Lo único que se vende es lo que está en promoción; el consumidor compra sólo lo que está en oferta", afirmó Acuña.
Kioscos informales y un nuevo modelo de supervivencia
La situación generó la aparición de “kioscos paralelos”, alternativas informales que surgen en barrios y operan a través de ventanas o improvisadas dispensas. Estos kioscos operan sin registro formal, pero permiten a sus propietarios tener ingresos extra para alcanzar el fin de mes, una estrategia de supervivencia que evidencia la dificultad del sector para mantenerse en pie.
La transformación del kiosco tradicional en almacén de barrio
La crisis también obliga a los kioscos tradicionales a adaptarse. Para enfrentar la caída de las ventas, muchos comenzaron a incorporar productos de almacén, como panificados y lácteos, que los supermercados ya no venden. "Estamos vendiendo la mitad de lo que vendíamos el año pasado", indicó Acuña, al tiempo que explicó cómo estos cambios están transformando al kiosco en un híbrido de kiosco-almacén, en un intento de sumar productos esenciales y mantener sus puertas abiertas.
Ni Halloween ni el Día del Niño lograron salvar las ventas
Ni siquiera fechas de alta demanda, como Halloween o el Día del Niño, lograron revertir la tendencia negativa. Tanto los kiosqueros como los vendedores de juguetes indican ventas extremadamente bajas, y prevén un futuro complicado en sus respectivos sectores si las políticas económicas no impulsan una recuperación del consumo.
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