La muerte de Zoe Adhara, una beba nacida de urgencia en Caleta Olivia tras ser derivada por falta de especialistas en Pico Truncado, expuso la profundidad de la crisis sanitaria que Claudio Vidal y su ministra Analía Costantini no logran revertir. Médicos ausentes, auditorías escandalosas y una familia destrozada.
El 3 de mayo de 2025, a Zoe Adhara se le negó su primer respiro. Nació en medio del apuro, derivada de urgencia a más de 100 kilómetros de su ciudad porque el Hospital Distrital de Pico Truncado —como tantos otros de la provincia— no tenía ginecólogo ni cirujano de guardia. Murió apenas llegó al quirófano del hospital de Caleta Olivia. Su madre, una joven de 22 años, había acudido por una urgencia obstétrica que requería intervención inmediata. La respuesta del sistema de salud fue el traslado. La distancia. La espera. El desenlace.
A más de un año y medio de gestión, ni Claudio Vidal ni su ministra de Salud, Analía Costantini, lograron garantizar algo tan básico como una guardia completa en una ciudad cabecera del norte provincial. Lo más grave: decían saber cómo hacerlo.
UN GOBIERNO QUE LLEGA TARDE, CUANDO LLEGA
Las promesas de reforma sanitaria que llenaron discursos de campaña siguen en estado vegetativo. Mientras se habla de federalismo y cercanía con el pueblo, en los hospitales reina la precariedad. La denuncia penal presentada por la familia de Zoe Adhara, patrocinada por el abogado Alberto Luciani, apunta directamente a las autoridades: “No fue un accidente. Fue una tragedia anunciada. Una consecuencia directa del abandono sistemático que sufre el sistema sanitario provincial”.
En paralelo, el Ministerio de Salud —que comanda Costantini— abrió una auditoría interna con la urgencia de quien tapa con un dedo el derrumbe. El resultado es grotesco: 17 médicos cobraban sueldos del hospital de Pico Truncado sin trabajar allí. La mayoría prestaba servicios en Córdoba. Es decir, médicos fantasmas financiados por el presupuesto provincial.
PROMESAS INCUMPLIDAS Y RESPONSABILIDADES POLÍTICAS
Ni Vidal ni Costantini han dado explicaciones públicas convincentes. Hablaron de “herencia” y “falta de profesionales”. Pero los registros muestran que la gestión de recursos humanos es un fracaso: no sólo no se incorporaron médicos, sino que se permitió que durante años cobraran salarios sin ejercer. ¿Nadie controlaba? ¿O miraron para otro lado?
Verónica Moreno, abuela de Zoe, escribió en redes: “Tal vez pensaron que nos íbamos a quedar calladas. Se equivocaron. A mi nieta no me la devuelven, pero a otros chicos se los puede salvar. Basta de mirar al costado”.
LA CALLE HABLA, EL GOBIERNO CALLA
El 10 de mayo, vecinos se movilizaron en Pico Truncado. Exigieron justicia por Zoe, pero también respuestas. Exigieron médicos, insumos, turnos, respeto. Exigieron, en resumen, un sistema de salud que funcione. No un relato.
Porque la salud pública no se arregla con discursos ni con fotos. Se arregla con planificación, con gestión, con voluntad política. Y si Vidal y Costantini no pueden —o no quieren— garantizar una guardia obstétrica en Pico Truncado, ¿qué esperan para decirlo?
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