Con la apertura del Centro de Promoción de Derechos, dependiente de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad de Río Gallegos, chicos y chicas de distintas edades han podido participar de la más variada gama de talleres de oficio, de apoyo y arte.
El objetivo principal ha sido darles herramientas que les permitan conocer sus derechos y deberes.
Hoy fue la última clase del taller de Cocina y Pastelería que dictó la tallerista María José Oyarzo, quien con recetas fáciles y sencillas introdujo al arte culinario a niños desde los 6 años y a adolescentes de hasta 17 años.
“Estoy muy contenta por la concurrencia de niños y adolescentes que han participado. Hicimos dos grupos de 6 a 11 años y otro de 12 a 17 a fin de poder trabajar más ordenadamente. Los chicos no han faltado a los talleres, se engancharon muy bien porque comparten, se divierten y aprenden. En cada clase preparamos distintas recetas, cortas, fáciles y que les gusta. Trabajamos en grupos pequeños de 10 niños con todos los protocolos para que puedan trabajar cómodos y sin problema. Hicimos tallarines, brownies, galletitas con distintos sabores e ingredientes”, contó.
La agente municipal además resaltó que ha sido la oportunidad propicia para promocionar sus derechos: “Ellos disfrutan venir, juntarse, trabajar. Tratamos de contenerlos y mantener hábitos y valores. Los entusiasmamos con actividades que pueden hacer en su casa y sin problema”, dijo.
Para finalizar informó que “la idea es darle continuidad a esta propuesta en febrero ya que los chicos quieren seguir aprendiendo. Fue una actividad abierta y gratuita que queremos repetir. Confiamos en extender el horario y la capacidad para atender a más chicos de la ciudad. Agradezco a los padres por el acompañamiento, es muy importante para los chicos”.
“Encontré una actividad que me gusta”
Por su parte, Franco Pelle (17), uno de los participantes de este taller explicó: “Mi mamá me inscribió en este taller para poder desarrollar una actividad que me guste. La cuarentena me estaba afectando un poco, como a todos en general porque no había muchas actividades para hacer, sólo la escuela y de vez en cuando el gimnasio. Participar de este taller me abrió un mundo de posibilidades, me siento muy cómodo y libre. Descubrí un hobby que me gustó mucho y que además me permite producir para la familia. Ya había intentado deportes y otras propuestas pero nunca encajé bien. Acá encontré una actividad que me gusta, un lugar en el que nos reciben con cariño. Me gusta venir, libera mi estrés. Me relaja amasar, cocinar. Además hice unos cuantos amigos”, contó muy feliz.
“Para el día de las madres hice tartaletas, bizcochitos y galletas que aprendí en este taller. Mi mamá estaba muy feliz”, añadió.
Para finalizar, resaltó que “es una propuesta muy recomendable para todos los niños y los jóvenes. Espero que pronto se reanude porque me gustaría volver el próximo año, espero que se expanda a más edades”.
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