Mientras el gobierno de Javier Milei celebra la baja de la inflacion, el impacto de los aumentos de los ervicios basicos recaen con fuerza sobre los hogares sin subsidios. La electricidad subió 484% interanual. La Libertad y el ajuste avanza, el bolsillo no.
El brutal sinceramiento tarifario que impulsa el gobierno de Javier Milei avanza a ritmo acelerado. Según el último informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA y el CONICET, en abril el costo de los servicios públicos para una familia tipo sin subsidios en el AMBA saltó un 16,8 % respecto a marzo. En mayo, esa canasta tarifaria alcanzó los \$166.559 mensuales, lo que implica una suba interanual del 45 %.
El informe, que mide el impacto acumulado de los aumentos en electricidad, gas, agua y transporte, muestra una radiografía clara del ajuste: más carga para los hogares y menos subsidios estatales.
Un gasto que ya compite con la canasta alimentaria
El desglose del gasto es contundente: $62.958 en transporte, $36.973 en electricidad, $36.374 en gas natural y $32.253 en agua corriente. Con esos montos, los servicios básicos igualan o superan el gasto alimentario mensual de muchos hogares.
El IIEP explica que el salto mensual se debe no solo a los aumentos tarifarios autorizados por el gobierno, sino también al efecto estacional del consumo: con la llegada del otoño, aumentó la demanda de gas y electricidad, encareciendo las facturas.
Pero el problema no se reduce a una cuestión climática: la quita de subsidios y el desmantelamiento progresivo de los aportes estatales también juegan un rol central.
Caída histórica de los subsidios
A mediados de mayo, los subsidios reales acumulados habían caído un 68 % en relación al mismo período de 2024. El recorte fue del 35 % en transporte y del 77 % en energía eléctrica, una señal clara de que el ajuste va por la vía fiscal.
La factura eléctrica, por caso, aumentó un 484 % en un año, revelando la magnitud del golpe que reciben los usuarios no subsidiados. En la práctica, esa suba significa pasar de pagar $6.300 a más de $36.000 por el mismo servicio.
Un esquema que aprieta, pero no afloja
La convergencia entre inflación y tarifas, señalada por el informe, expone otra dimensión del problema: a pesar del ajuste tarifario, los servicios siguen representando un peso creciente en los ingresos reales, sobre todo en los sectores medios sin cobertura ni planes sociales.
Mientras el Gobierno nacional celebra la baja del déficit fiscal, los hogares experimentan un tarifazo silencioso pero sistemático, donde cada factura se vuelve un recordatorio del costo social del modelo económico libertario.
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