Un reciente informe de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA) anunció con entusiasmo que el crédito bancario en pesos al sector privado creció un 53% en términos reales en 2024, alcanzando un récord en más de 30 años.
Sin embargo, lo que no dice es lo más preocupante: los bancos están ganando más que nunca mientras las familias argentinas se endeudan a niveles alarmantes.
Un negocio redondo para los bancos
El crecimiento del crédito no significa que los argentinos tengan más dinero o estabilidad financiera. Al contrario, en un contexto de inflación descontrolada y salarios que no alcanzan, muchas familias recurren al endeudamiento simplemente para poder consumir bienes esenciales.
No es casualidad que el 28% de los préstamos otorgados en 2024 correspondan a la financiación con tarjetas de crédito. Esto indica que miles de argentinos están usando el crédito para pagar sus gastos diarios, acumulando deudas con tasas de interés elevadas que solo benefician a los bancos.
Los préstamos personales, que representaron el 19% del total, también crecieron de manera preocupante. Esto refleja una tendencia en la que los hogares recurren a la deuda para compensar la pérdida de poder adquisitivo. En otras palabras, se endeudan para subsistir, mientras las entidades financieras acumulan ganancias récord.
Los préstamos en dólares: otra trampa para el endeudado
El informe de ADEBA también menciona un aumento del 187% en los préstamos en dólares, lo que llevó el stock de créditos en moneda extranjera a más de 10.000 millones de dólares. Este es un dato que no puede pasar desapercibido: en una economía con fuertes restricciones cambiarias y fluctuaciones bruscas del tipo de cambio, endeudarse en dólares puede ser un juego peligroso, especialmente para quienes generan sus ingresos en pesos.
Este fenómeno ya se ha visto antes en Argentina. La historia demuestra que los períodos de alto endeudamiento suelen terminar con crisis financieras en las que los bancos, gracias a su blindaje y sus garantías, logran resguardar sus ganancias, mientras las familias trabajadoras terminan pagando los costos.
¿quién se beneficia realmente?
Mientras ADEBA presenta este crecimiento del crédito como una señal de fortaleza económica, la realidad es que solo beneficia a un sector: los bancos. Las familias argentinas no están tomando créditos porque confían en el futuro, sino porque no tienen otra opción para llegar a fin de mes.
La pregunta que debemos hacernos es clara: ¿hasta cuándo se sostendrá este modelo donde el endeudamiento de los trabajadores es la fuente de ganancias de los bancos? ¿Quién protege a las familias argentinas de un sistema financiero que, lejos de ser un motor de desarrollo, se convierte en una trampa de la que pocos logran salir?
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