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Jue, Ago

Interés General

El cura y dirigente de Fuerza Santacruceña lanzó un discurso cargado de mensajes políticos, reivindicó a Cristina y Néstor y defendió su compromiso con los sectores populares.

En un tono encendido, el sacerdote y dirigente Juan Carlos Molina, candidato a diputado nacional por Fuerza Santacruceña, defendió su postulación y rechazó las críticas sobre un supuesto “dedazo” en la conformación de la lista.

“No salí de un repollo, me vengo rompiendo el lomo por los pibes abandonados de este país, por los que tienen hambre”, expresó al inicio de su discurso, y agregó:
“Empezaron con el temita del dedo, ¿el de quién? ¿El de Cristina? Ojalá, estoy muy orgulloso de la dos veces presidenta, que puso el país de pie. Me hubiese encantado que fuese el dedo de Néstor, el que levantó la Argentina.”

Contra el relato del “dedazo”

Molina criticó a quienes buscan instalar divisiones internas:
“Hablan de dedo porque nos quieren destruidos, nos quieren odiándonos, les conviene esto. Los que me ayudaron a decir que sí fueron los que trabajan conmigo, que me dijeron que me meta.”

Además, subrayó que su candidatura no será testimonial:
“Quiero dejar en claro que no me voy a bajar de esta pelea. ¡No me bajo!”

Compromiso con los sectores vulnerables

El ex titular de la SEDRONAR vinculó su candidatura con las urgencias sociales:

“Se metieron con los discapacitados, los viejos sufren, los pibes y las mujeres también. ¿Cómo no los vamos a defender?”
“Nuestros centros de salud mental están en pésimas condiciones, nuestros pibes piensan en suicidarse, la falopa los mata.”
“¿Cómo me voy a olvidar de los pobres cuando los mineros de YCRT quedan en la calle o cuando los petroleros en menos de un año no tengan un peso?”

Iglesia y política

Molina recordó su encuentro con Monseñor Medina, a quien agradeció por alentar su compromiso social desde la doctrina de la Iglesia:
“La Iglesia me pide que vaya a la Cámara de Diputados como cura y que no me olvide de la opción preferencial por los pobres.”

Cierre a pura liturgia

El discurso culminó con un grito militante:
“¡Viva Santa Cruz, viva Perón, carajo!”

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