Según la consultora Ágora, el 72% de la población siente una profunda preocupación, tristeza u enojo por la situación del pais
La polarización política que vive la sociedad argentina hace difícil ver, a veces, todas sus facetas y contrastantes que tienen las expectativas de la opinión pública para el año que viene. Según el dato en el que se ponga el foco se puede creer que amplios sectores comenzaron a cambiar su ánimo respecto del gobierno o que Mauricio Macri cuenta con crédito, a pesar del ajuste que decidió profundizar luego de la victoria electoral.
Los sondeos que circulan en este fin de año muestran esta tensión. La mayoría de la Wpoblación, más del 70%, tiene sentimientos que podrían considerarse negativos respecto del presente y el futuro del país. Es un dato que convive con otro: la imagen positiva de Macri cayó unos ocho puntos respecto de lo que tenía luego de las elecciones. Sin embargo, detuvo su descenso cerca del 48 por ciento de positiva, una cifra promisoria si toma en cuenta la situación económica y social del país, producida por las políticas del oficialismo.
Tiempo Argentino tuvo acceso a una encuesta reservada de la consultora Ágora. Entre sus preguntas había una que consultaba sobre estado de ánimo que despierta la situación del país. La medición se realizó entre el 14 y el 20 de diciembre. Es decir que la represión frente al Congreso Nacional contra las manifestaciones que se opusieron a la reforma previsional estaba en el centro del debate público.
La pregunta concreta fue: “¿cuál de los siguientes estados de ánimo le despierta hoy a usted la situación del país?”.
Las opciones se podían dividir en dos grupos, el estado de ánimo positivo y el negativo, con tres posibilidades dentro de cada rango. Al mirar el grupo positivo, la opción que más puntaje sacó fue la de esperanza. Alcanzó un 23% de las respuestas. Detrás se ubicó la de tranquilidad, con cuatro puntos; y en una derrota total estuvo “alegría”, que logró cero por ciento de las respuestas.
En el otro lado de la luna, el de las respuestas negativas, el primer puesto fue para el estado de “preocupación”, con 33% de las respuestas. Le siguió “tristeza”, con 24, y luego enojo, con 15.
Si se hace un consolidado, puede sostenerse que la suma de los estados de ánimo positivos da 27% y la de los negativos un 72%.
El punto es que la respuesta más votada de todas, preocupación, contiene a varios adherentes del gobierno. La misma encuesta hizo un desglose de las respuestas por cercanía partidaria. Entre los que se pronunciaron como cercanos a Cambiemos, la esperanza alcanzó 50 puntos, y la preocupación se ubicó en segundo puesto con 31.
El dato muestra que no es posible asociar linealmente el estado de preocupación con el rechazo a las políticas del ejecutivo nacional. Lo que sí muestra es un incipiente cambio de clima respecto de la euforia que había logrado el presidente después del triunfo electoral del pasado 20 de octubre. Esa modificación de clima social incluye a sus propios votantes, que todavía confían en que se está haciendo lo “necesario para ordenar la economía”, que en la percepción cotidiana de la sociedad se traduce, sobre todo, en bajar la inflación.
La imagen de Macri.
El dato que contrasta con los indicadores que se acaban del mencionar es el de la imagen positiva del presidente. La midió esta semana el consultor Ricardo Rouvier, con una encuesta que se realizó entre el 20 y el 27 de diciembre.
El sondeo muestra una caída en la percepción positiva de Macri, que había subido 54% luego del triunfo electoral y ahora bajó a 47. A pesar del descenso, relativamente lógico después de la espuma que generan las elecciones, la buena imagen del mandatario se ubica en los números que tuvo a lo largo de todo el 2017. Lo mismo sucede con la percepción negativa, que también está en torno a los 47 puntos.
Los números confirman que la preocupación, la tristeza y el enojo por la situación del país, todavía no son endilgados por completo al gobierno. Al mismo tiempo indican que la profundización del ajuste no tapó aún el respaldo que Cambiemos logró despertar durante la campaña electoral.
“El encanto que despierta el gobierno en amplios sectores de la sociedad se disipa, pero de a poco”, le dijo Rouvier a Tiempo. “La cuestión de la herencia recibida se agota y el oficialismo ni siquiera logra, en materia económica, lo que ellos mismos consideran deseable. Todavía hay cierta expectativa de que la economía va a mejorar, de que el gobierno va ordenar la situación. A medida que la sociedad vea que el derrame no llega, que su vida no mejorar de forma clara, el ánimo cambiará. Pero esa situación de decepción será lenta”.
Rouvier pronosticó que el año que se inicia mañana “tendrá conflictos sociales y acciones de protesta de origen sindical. Habrá varias manifestaciones callejeras”. “Sin embargo-remarcó el consultor-, el oficialismo mantendrá una ventaja política por el estado de fragmentación de la oposición”.
"A mi criterio, lamentablemente, la judicialización de la política seguirá su curso y seguirá siendo amenazante sobre todo para el kichnerismo. Se va a ir consolidando la grieta interna en el peronismo y en una de sus partes se intentará la unidad con sectores progresistas, del ex Frente Renovador y movimientos sociales.
"Pero el centro será la relación entre la economía y la sociedad. Creo que en forma paulatina, la opinión pública irá advirtiendo que la economía no satisface la expectativa puesta en un fuerte crecimiento y posterior derrame. Pero, como dije, esa situación de decepción será lenta. El gobierno también advertirá que no alcanza sus objetivos y será interesante ver cómo reacciona".