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Jue, May

Nacional

La decisión sacude el panorama electoral en la Ciudad de Buenos Aires: el voto electrónico, que había sido implementado en las PASO, será anulado para las elecciones de octubre.

En su lugar, se utilizarán boletas de papel separadas tanto para los cargos nacionales como para las categorías locales. Este cambio drástico en el sistema de votación ha sido comunicado a través de un decreto emitido por el Gobierno porteño, generando debate y controversia.

La medida se toma a raíz de la nota enviada por la jueza federal María Servini a las autoridades del Instituto de Gestión Electoral, donde expresó duras críticas hacia la implementación de la Boleta Única Electrónica en octubre. La jueza consideró que volver a utilizar estos dispositivos sería "una burla a la ciudadanía", sometiéndola a "condiciones denigrantes". Estas declaraciones influyeron en la decisión gubernamental de cambiar el sistema de votación a pocos días de las elecciones.

La principal novedad es que las elecciones serán simultáneas pero no concurrentes, ya que se optará por la utilización de boletas de papel separadas en lugar de las máquinas de voto electrónico. Esta decisión busca responder a las preocupaciones planteadas por la jueza Servini y brindar un proceso electoral más transparente y confiable.

El Gobierno porteño, en su intento por solventar los problemas surgidos en las PASO, se encontraba trabajando junto con la Justicia Electoral en el diseño de un nuevo sistema de votación. La decisión de abandonar el voto electrónico y optar por boletas de papel separadas ha generado opiniones encontradas entre los ciudadanos y expertos en el ámbito electoral.

Aunque el cambio de sistema ya está definido, aún persisten ciertas incertidumbres logísticas. Una de las cuestiones pendientes es si los votos serán depositados en dos urnas diferentes o en una sola. Esta decisión crucial afectará el proceso de conteo y el resultado final de las elecciones.

En medio de este giro inesperado en el proceso electoral, la jueza Servini no ha dejado de expresar su preocupación por la improvisación con la que se manejaron tanto la empresa encargada de las máquinas de votación como el propio Instituto de Gestión Electoral de la Ciudad de Buenos Aires. La crítica apunta a la falta de experiencia y organización en la ejecución de un proceso electoral.

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