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El gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, continúa moviendo piezas en su gabinete en un contexto marcado por la creciente desaprobación de su gestión.

En esta ocasión, tomó juramento a Luisa Cárdenas como la nueva ministra de Desarrollo Social, tras la escandalosa salida de Jazmín Macchiavelli, quien fue despedida por presuntos hechos de corrupción y falta de gestión, generando un fuerte revuelo en la provincia.

La reciente designación de Cárdenas llega en un momento crítico para Vidal, quien ha visto cómo su imagen se desploma aceleradamente en las encuestas. Los constantes cambios en su gabinete, lejos de transmitir una sensación de renovación o eficiencia, parecen evidenciar la falta de cohesión y de una estrategia clara para afrontar las demandas sociales y políticas que enfrenta su administración.

Un Gabinete en Permanente Reestructuración

Desde el inicio de su mandato, Vidal ha realizado múltiples modificaciones en su equipo de trabajo, un fenómeno que se ha intensificado en los últimos meses. Este comportamiento genera preocupación entre los sectores sociales, que ven en estos movimientos un síntoma de inestabilidad y de improvisación. La salida de Jazmín Macchiavelli, despedida por denuncias de corrupción y una gestión deficiente, es un ejemplo paradigmático de esta situación. Su desvinculación refleja las profundas grietas dentro del gobierno de Vidal, agravando aún más la percepción negativa de su administración.

El nuevo nombramiento de Luisa Cárdenas, lejos de calmar las aguas, ha sido recibido con escepticismo por parte de la ciudadanía y de los analistas políticos. “No es un cambio de nombre lo que necesitamos, sino un cambio de rumbo”, comentaba un vecino de Río Gallegos, reflejando el sentimiento generalizado de descontento. Las críticas se multiplican, y muchos dudan de que este enroque logre estabilizar una cartera clave en tiempos de crisis social y económica.

Descontento Social y Pérdida de Apoyo

Los constantes cambios ministeriales no han pasado desapercibidos para la sociedad santacruceña, que se encuentra cada vez más desencantada con la gestión de Vidal. Recientemente, el gobierno ha sido objeto de fuertes críticas por la reducción de hasta un 50% en la cobertura de medicamentos para los santacruceños, una medida que ha generado un profundo malestar social, especialmente entre los sectores más vulnerables. La falta de respuestas concretas a problemas urgentes como la pobreza, la desocupación y la falta de acceso a servicios básicos ha erosionado la base de apoyo con la que contaba al asumir. A esto se suma la percepción de que el gobernador prioriza las luchas internas dentro de su equipo por sobre la atención a las necesidades de la población.

Un reciente sondeo revela que la imagen positiva de Claudio Vidal ha caído en más de un 20% en los últimos seis meses, un descenso que se acentuó tras los recientes conflictos dentro de su gabinete. Este escenario plantea un desafío mayúsculo para el mandatario, que enfrenta un creciente clamor por un cambio profundo en su forma de gobernar.

¿Un Intento de Controlar los Daños?

La designación de Luisa Cárdenas puede interpretarse como un intento de Vidal de recuperar terreno y apaciguar las críticas. Sin embargo, sin una visión clara y una planificación a largo plazo, estos cambios corren el riesgo de ser percibidos como meros parches frente a una crisis de gobernabilidad cada vez más evidente.

El futuro de la gestión de Claudio Vidal dependerá, en gran medida, de su capacidad para reconstruir la confianza tanto dentro de su equipo como entre la ciudadanía. Si bien los cambios en el gabinete son comunes en cualquier gobierno, la frecuencia y el contexto en que se han dado durante su mandato hacen inevitable cuestionar si realmente está en condiciones de liderar la provincia hacia un horizonte más estable y próspero.

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