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Sáb, May

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El jefe de Gobierno porteño apuntó contra la "renta inesperada" que propone Nación y anticipó que en el Congreso lo van a "rechazar". Sin embargo, en la Ciudad tiene más de 30 impuestos sobre quienes producen y dan trabajo. El más polémico, lo creó él: el Impuesto de Sellos.

En su batalla por cooptar o competir por masa de votantes con los sectores libertarios, principalmente Javier Milei, Juntos por el Cambio y particularmente el PRO han entrado en una vorágine por medir quién es el más liberal, incluso tratando de borrar con el codo no sólo sus expresiones previas sino que también sus políticas no se condicen con determinas posturas de las que son ultras hoy por hoy.

Es el caso de Horacio Rodríguez Larreta, quien en CABA compite directamente con Milei pero además tiene adversarios internos como Patricia Bullrich o incluso radicales como Martín Tetaz. En este panorama, el alcalde porteño se expresó en las últimas horas como un ultra contra los impuestos, en el marco de la propuesta aún en ronda de diálogo que el Gobierno puso sobre la mesa para crear un gravamen a la "renta inesperada", es decir cobrar un canón especial a un reducido grupo de empresas que tengan ganancias extraordinarias en 2022.

“Ante las intenciones del Gobierno Nacional de crear un nuevo impuesto o subir uno existente que gravaría la ´renta inesperada`, quiero dejar claro que estamos absolutamente en contra y que cuando la iniciativa llegue al Congreso lo vamos a rechazar”, tuiteó el otrora número dos de Mauricio Macri, otro de sus adversarios internos.

Y agregó, con sorprendente seguridad: “La Argentina no soporta un impuesto más. No hay más margen para aumentarles tributos a los que trabajan, quieren invertir y generar empleo. Es exactamente al revés, hay que dejarlos producir, crecer y poner en movimiento la rueda”.

No obstante, lo que derriba la postura de Larreta y la convierte en menos que una impostura es cómo es la política impositiva de su gestión en CABA: tiene más de 30 impuestos específicos del distrito que recaen sobre quienes producen y generan trabajo, incluido el polémico gravamen a las tarjetas de crédito, de exclusiva autoría del jefe de Gobierno porteño en este mandato.

La mayoría de los tributos porteño van sobre empresas constructoras, pero también sobre vecinos que montan emprendimientos, ese tipo de comercio tan valorado en los discursos del PRO.

Los más conocidos e tradicionales son: el impuesto a la Obra nueva, la ampliación y/o modificación con o sin demolición parcial; la demolición total y obra nueva; el registro de instalación nueva de prevención contra incendios; también el registro de instalación eléctrica nueva; el de instalación nueva de elementos guiados de transporte y el registro de instalación sanitaria.

Se suman el registro de instalación térmica, el de instalación electromecánica, el registro de instalación nueva de ventilación mecánica y el de instalación nueva de inflamables; al mismo tiempo que sus respectivos ajustes a la instalación eléctrica, de inflamables y el ajuste de instalación térmica.

En tanto, los impuestos más recientes son el Certificado Urbanístico; el gravamen a la Consulta de Usos y la Obligatoria General; el pago a la Consulta Obligatoria para Inmuebles en APH o Catalogados; y la Interpretación Urbanística, entre otros tantos.

Pero hasta allí, pese a que algunos de los ya mencionados son de por sí entre insólitos y llamativos por sus nombres y objetivos, el peor y más polémico de todos los impuestos creados por Larreta es el denominado Impuesto de Sellos, que es nada más y nada menos que una carga extra sobre las tarjetas de crédito, que se cobra a todos los que realizan compras en la Ciudad de Buenos Aires con las diferentes tarjetas bancarias y que se implementa desde enero de 2021.

El monto ronda en el 1,2% del total de la factura. Para crear ese tributo, Larreta puso como argumento con ropa de excusa la supuesta “quita” de la coparticipación federal y el estado de emergencia sanitaria durante la pandemia. Raro, no sólo porque no se le quitó coparticipación sino que se normalizó la cantidad de fondos para financiar la Policía Porteña (es decir, supuestamente el dinero era para eso), sino porque además eran recursos que excedían el valor de lo que vale poner en marcha dicha fuerza.

Además, había asegurado que el impuesto a las tarjetas de crédito iba a tener una duración de un año, pero el PRO, en la Legislatura porteña, sobre finales de diciembre del año pasado aprobó su continuidad. Es decir, se volvió una mentira.

Siguen presente también el Impuesto a la ganancia mínima presunta, que se cobra de manera anual y representa el 1% que se aplica a los bienes que valen más de $200.000; el Impuesto a las transacciones bancarias, que se aplica a los créditos y débitos en cuentas de instituciones financieras locales, donde entran todos los movimientos de fondos y el porcentaje general aplicado es del 0,6%; el Impuesto a la transferencia de inmuebles, que tiene un tope del 1,5% y se aplica a la transferencia de un inmueble ubicado en la Argentina de propietarios residentes o no residentes, cuando la transferencia no esté sujeta al impuesto a las ganancias; y también Impuestos internos, aplicables a fabricantes e importadores de algunos bienes de consumo y servicios específicos con diferentes tasas. Los principales productos son: tabaco, alcohol, naftas y lubricantes, vino, oro, pieles y seguros patrimoniales entre otros.

A estos impuestos, en cuanto a costos que recaen sobre quienes producen y generan empleo, se debe añadir los tarifazos. Durante la campaña de elecciones intermedias en 2021, Larreta prometió que su gestión no iba a crear nuevos impuestos ni a aumentar los existentes.

Sin embargo, desde enero el peaje aumentó un 45% promedio, con un valor para el tránsito liviano en horario pico. Para el estacionamiento medido, desde el 24 de enero se incrementó un 50%. También la realización de la VTV tuvo una suba del 51% para los propietarios de los automóviles que pagan $ 4.023 en vez de los $ 2.665 de 2021, mientras que para las motos la tarifa será de $ 1.513 contra los $ 1.002 anteriores. En cuanto al Impuesto Inmobiliario, comenzó con aumentos mensuales y progresivos que van de la mano con la inflación porteña.

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