La carne vacuna, históricamente un símbolo de las mesas argentinaa, llega a su peor momento en más de un siglo. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el consumo anual per cápita cayó a 44,8 kilogramos en 2024, muy por debajo del promedio histórico de 72,9 kilogramos.
Esta drástica reducción refleja no solo la compleja situación económica del país, sino también un cambio en los hábitos alimenticios de los argentinos, que han optado por diversificar sus fuentes de proteínas debido al aumento del costo de vida.
Factores detrás de la caída
Crisis económica e inflación: La recesión que afecta a Argentina, combinada con una inflación de tres dígitos, destruyó el poder adquisitivo de las familias, encareciendo productos como la carne vacuna. En su lugar, los consumidores recurren a proteínas más accesibles como el pollo y el cerdo.
Impacto en la industria cárnica
La caída en el consumo interno también afectó la producción y exportación de carne bovina:
- Producción: Durante los primeros cinco meses de 2024, la producción cayó un 8% interanual, totalizando 1,26 millones de toneladas.
- Exportaciones: Aunque las exportaciones crecieron un 10% en volumen entre enero y mayo, alcanzando 385.000 toneladas, el valor económico apenas aumentó un 1% debido a una baja del 8% en los precios internacionales.
Proyecciones:
Por primera vez en la historia, se estima que el consumo per cápita de carne aviar igualará al de carne vacuna, con ambos ubicados en 44,5 kilogramos por habitante. Esto representa un cambio paradigmático en la dieta argentina, donde la carne vacuna ha sido un pilar central durante décadas.
En total, el consumo de carnes (vacuna, aviar y porcina) se proyecta en 105,7 kg por habitante en 2024, marcando una caída del 9% respecto al año anterior y alcanzando el nivel más bajo desde 2011.
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