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Sáb, Mar

Economía

La esperada reducción de impuestos, una promesa largamente debatida, parece quedar fuera del alcance del Gobierno para este año. Según Nadin Argañaraz, economista y director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), las restricciones fiscales obligan a postergar cualquier alivio tributario significativo hasta 2026.

El mayor desafío para la Secretaría de Hacienda, encabezada por Carlos Guberman, será recuperar los ingresos perdidos tras la eliminación del Impuesto PAIS, que representaba un 1,1% del Producto Bruto Interno (PBI). A esto se suma la caída del 0,3% del PBI derivada de los cambios al Impuesto a los Bienes Personales, que hasta 2024 había generado ingresos extraordinarios gracias al Régimen Especial de Ingresos de Bienes Personales (REIBP).

Impuestos en la mira: compensar las pérdidas

Para Argañaraz, lo más significativo es el impacto de la eliminación del Impuesto PAIS, ya que este tributo no era coparticipable y beneficiaba directamente a las arcas nacionales. En este contexto, el Gobierno buscará compensar la caída de ingresos con aumentos en otros impuestos:

- Impuesto a las Ganancias: se espera una mejora en la recaudación tras los cambios realizados el año pasado.
- Retenciones a las exportaciones y aranceles: podrían contribuir a reforzar las finanzas públicas, aunque no son coparticipables.
- Impuesto al Cheque, Combustibles y Seguridad Social: estos tributos también están en la lista de los que Nación proyecta optimizar para incrementar ingresos.

Pese a estos ajustes, las expectativas de una baja de impuestos significativa durante 2025 son bajas. “El margen fiscal no permite una reducción de impuestos inmediata”, afirmó Argañaraz.

Reformas para el futuro

Aunque las restricciones actuales impiden alivios inmediatos, el Gobierno trabaja en una reforma tributaria integral que busca simplificar la estructura fiscal. El objetivo, según fuentes oficiales, es reducir la cantidad de tributos a nivel nacional a solo seis, en línea con una tendencia de simplificación y mayor eficiencia.

Sin embargo, esta reforma requiere la colaboración de provincias y municipios, que deberían acompañar el proceso con una disminución de sus propias cargas fiscales. Este esfuerzo coordinado podría sentar las bases para un sistema más equilibrado y sostenible, aunque su impacto pleno se espera recién para 2026.

“La clave para avanzar en estas decisiones radica en generar expectativas claras sobre los cambios estructurales”, advirtió Argañaraz. De lo contrario, el peso del sistema tributario seguirá siendo un obstáculo para el crecimiento económico y la recuperación del poder adquisitivo.

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