Un informe reciente de la Unión Argentina de la Salud (UAS) reveló una alarmante diferencia en los precios de los medicamentos entre Argentina y España, con cifras que escandalizan a pacientes y sectores del sistema de salud.
Según el estudio, los fármacos en Argentina pueden llegar a costar hasta cinco veces más que en Europa, lo que genera fuertes cuestionamientos sobre la accesibilidad y la regulación de los precios en el mercado local.
Uno de los ejemplos más impactantes es el del Diclofenac 75, que en Argentina alcanza un precio de $ 20.455, mientras que en España su costo es de apenas 2,50 euros, es decir, unos $ 3.750 al cambio actual. Lo mismo ocurre con la metformina, un medicamento esencial para el tratamiento de la diabetes, que en Argentina tiene un precio de $ 34.517, mientras que en España se consigue por 2,90 euros ($ 4.350).
El problema del costo excesivo y la industria farmacéutica argentina
A pesar de que Argentina posee una industria farmacéutica sólida, con más de 190 plantas, de las cuales 160 son de capitales nacionales, el informe señala que esta fortaleza no se traduce en precios más accesibles para la población. Por el contrario, las estrategias corporativas y la falta de competencia efectiva en el sector han resultado en una escalada de precios que cada vez genera más barreras para los pacientes.
"El desarrollo de la industria farmacéutica en Argentina es reconocido por su seguridad y calidad, pero el problema está en que no se refleja en una mayor asequibilidad", advirtió la UAS. Esta situación crea dificultades crecientes para la población, que se enfrenta a medicamentos indispensables con precios inalcanzables, agravados por una inflación que, según el informe, ha golpeado de forma desmedida al sector de la salud en comparación con otros rubros.
Provincias evalúan la importación de medicamentos, pero surgen advertencias
El desfasaje de precios ha llevado a que algunas provincias consideren la importación de medicamentos como una alternativa para reducir costos. Sin embargo, esta propuesta ha generado controversias debido a las advertencias sobre la seguridad de los medicamentos importados, en particular aquellos provenientes de India. Si bien India es un proveedor clave de genéricos en mercados internacionales como Estados Unidos y Reino Unido, la ANMAT, el ente regulador argentino, no reconoce las agencias regulatorias indias, lo que pone en duda la viabilidad de esta solución.
A pesar de las preocupaciones sobre la seguridad, es innegable que India abastece más del 50% de la demanda global de vacunas y un alto porcentaje de medicamentos genéricos en grandes economías como la de Estados Unidos y Reino Unido. No obstante, en Argentina, solo se permite la importación automática de productos de países como Estados Unidos, Canadá y varios países de la Unión Europea, debido a sus altos estándares de calidad reconocidos por la ANMAT.
Impacto en el sistema de salud privado
El informe también revela cómo este aumento desmedido en los precios de los medicamentos ha afectado al sistema de salud privado. Actualmente, casi el 40% de los recursos financieros que maneja el sistema de prepagas está destinado al gasto en medicamentos, una cifra que se ha duplicado en la última década. Esto refleja no solo el incremento de precios, sino también una creciente medicalización y prescripción excesiva, impulsada en parte por una sobreoferta comercial con evidencia científica cuestionable.
Finalmente, el documento subraya que la inflación del sector salud ha sido desproporcionada. Entre enero de 2017 y septiembre de 2024, los productos medicinales y equipos de salud subieron un 9.904%, una cifra que supera con creces la suba del IPC (7.076%) y la de las prepagas (6.425%).
El informe de la UAS pone en evidencia una realidad alarmante: el costo de los medicamentos en Argentina es exorbitantemente superior al de otros países, como España, afectando la accesibilidad y el sistema de salud en su conjunto. La falta de competencia efectiva y las estrategias corporativas en la industria farmacéutica local están generando barreras insostenibles para los pacientes, en un contexto donde el 40% del gasto en salud privada ya se destina a medicamentos. Las propuestas de importación abren un debate necesario sobre el equilibrio entre costos y seguridad sanitaria.
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